Quedamos en la estación de tren de St Dizier el sábado a las 09H00 de la mañana para coger el tren que nos conduciría de vuelta a casa.
Esa mañana ya no había tantas risas y tanto los chavales como las familias que les acogieron mostraban en sus rostros los nervios y tristeza de la separación.
Algunas mamás se pusieron a llorar porque había cogido mucho cariño a este grupo de españoles simpáticos, bromistas, alegres que inundaron con "sol español " sus casas.
A pesar de que dentro de 15 días los chavales se iban a encontrar otra vez en Asturias, los chicos no pudieron retener las lágrimas al decir adiós a st Dizier, a sus amigos y a las familias que tan bien se habían ocupado de ellos. Muchas familias propusieron a los chicos volver en verano, seguir con el intercambio sin necesidad de contar con los colegios.
Y yo, ¿qué puedo decir sobre el resultado de este intercambio ?
Pues me parece que, aunque voy a tener que rellenar algunos papeluchos para evaluar el proyecto una vez que llegue al colegio, la tristeza y las lágrimas que he visto a mi alrededor en ese momento de despedida son prueba más que suficiente para considerar que el proyecto ha sido un éxito. Siempre he creído, apoyado y animado en todo lo que he podido los intercambios lingüísticos que son, bajo mi punto de vista, una forma única de hacer que los jóvenes europeos se conozcan, se respeten y se quieran para siempre.
Ahora ya sólo nos falta esperar a que los chicos franceses vengan a vernos a Asturias el domingo 7 de abril. Estamos todos muy contentos .
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